Doña Adela y Don Luis Fidel tienen más de 70 años. Llevan casados más de 40 años y tienen numerosos hijos y nietos. Luis Fidel es el líder de los tambores tradicionales locales, Gran Poder de Dios. Conocimos a Adela en una ceremonia de tambores en 2013, cuando organizamos el Retiro Transnacional de Feministas Negras. Aprendimos que la mayoría de las personas en la comunidad vienen a Adelay a Luis cuando necesitan curar enfermedades o problemas de salud menores, como picaduras de arañas. Ambos trabajan en su conuco (parcela agrícola tradicional) y, además, Adela, junto con su hija y su nieta, mantiene y cuida plantas y árboles medicinales en un área de 200 acres que rodea su casa. Adela trata muchas hepatitis y enfermedades pulmonares. Estas últimas son más frecuentes después de la instalación de una nueva granja en el área, que usa pesticidas. También, nos habló de la alta incidencia de diabetes y de las muertes prematuras, como resultado de accidentes de motocicletas.
Bueno mi amor, la yerba de sanar. Esos son destinos de dios. En primer lugar, usted tiene una persona que sufre de hepatitis. ¿Usted sabe lo que es hepatitis? Viene aquí, yo lo pongo en manos de dios. Y dios si lo sana. Pero, hay una de la yerbita que es difícil, y ustedes no lo van a conocer. Si no es que yo encuentro un amigo pa’enseñarle un buhito. Eso le llaman polipol – eso es para la hepatitis. Usted coge el polipol, lo guaya, luego que usted lo guayas le echa un chin de, malagueta – la canela no. Azúcar, oiga, que la hepatitis no quiere nada con azúcar. Y eso es lo que lo sana. Usted lo pone algodón, o a la estufa, prepárese dulce, Si lo quiere dejar, como de cortar lo deja, y si lo quiere dejar blandito, lo deja. Se lo come con cuchara. Pero va con una ‘botella’. Esa ‘botella’ lleva, raíz de coco indio. Raíz de maraveli. Hoja de yaugrumo madura. Lleva, cascara de tamarindo. Lleva, raíz de limón agria. Lleva, raíz de naranja agria. Lleva, raíz de periquito. Y luego que usted tiene toda esa raíz, pone un cubo de agua a hervir y le hecha todo eso, para que le quede en una sola botella. Eso le va a quedar como un vino tinto, sí. Entonces, usted hace así, cuando ya eso está que usted saca, que queda una botella, lo apea. A quien usted se la va a dar, le da la botella con el dulce de polipol. En la mañana se bebe una tomita de la botella y se come una cuchara del dulce. Y adiós patitis.
Esos son destinos de dios. Usted tiene un viento y yo se lo ensalmo, adiós viento. Si tiene un dolor, y dios quiere que se sane y le puse la mano, adiós dolor. Porque son destinos de dios. Lo que dios no quiere, yo no lo hago. Así mismo. Yo dije que dios me trajo a mi aquí a este mundo y él, algo me tiene guardado. Así mismo. Yo no más digo, eso es a ver cómo uno lo lleva. Si uno se siente mal dios se lo lleva. Pero si se siente bien, nada. El ayuda uno a resolver.