Sanadores
¿Qué es la sanación en el contexto de las tradiciones afro-indígenas? Dentro del marco colonial cristiano, la sanación a veces se conceptualiza como un punto final, algo que logramos mediante intervenciones médicas, religiosas, psicológicas o de otro tipo. Estás enfermo, entonces ya no estás enfermo. Estás sanado, curado o salvo. Pero ¿qué sucede cuando la salvación, la curación o la salud perfecta no son deseadas ni alcanzables? ¿Qué pasa cuando las condiciones con las que vives son permanentes? ¿Cuándo las condiciones en las que vive su familia son permanentes? ¿O cuándo el cambio no es un punto final, sino un ciclo de profundización, crecimiento y expansión? ¿Y si lo único que tenemos es el conjunto de herramientas con las que podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para lograr nuestros destinos?
Hay muchas preguntas teóricas y teológicas poderosas que surgieron de nuestras conversaciones con nuestres mayores.
- El primer conjunto de relaciones que tuvimos que desenredar fue el de aquellas entre los vivos y los vivos, los vivos y los muertos, los vivos y los antepasados, los vivos y los elementales, los muertos y los antepasados, los muertos y los elementales, los antepasados y los elementales, y luego todos estos en relación con la creación misma.
- El segundo conjunto de relaciones que tuvimos que intentar comprender fue el de las relaciones entre personas y lugares, personas y tierras, personas y aguas, personas y plantas, personas y animales, y las relaciones más amplias entre pueblos.
- El tercer grupo de relaciones que tuvimos que desenredar en nuestra propia comprensión de la “sanación” fue el que relaciona al sanador con el cuerpo, la salud, la enfermedad, la vida y la muerte. Cada una de estas relaciones tiene marcos teológicos y culturales detallados, los cuales desafían lo que entendemos del “ser”. A veces, la enfermedad no se localiza en el cuerpo físico, sino dentro de un conjunto de malas relaciones entre los vivos y los muertos. A veces, la envidia es suficiente para producir una crisis de salud. Pero ¿qué es la envidia? ¿Es una energía? ¿Un espíritu? ¿Un ser? La respuesta a eso dependía de la sanadora.
Entonces, y solo entonces, podríamos comenzar conversaciones sobre cómo ayudar a alguien a recuperarse de la hepatitis, o el trabajo de una sanadora para detener la violencia sexual, o tratamientos para mediar la enfermedad mental y el dolor. En un caso se nos explicó un dolor de cabeza como un bloqueo que se producía por la falta de luz en la coronilla de la persona. Esta falta de luz fue producida porque la persona estaba rodeada de quienes no le deseaban el bien, de personas envidiosas, de personas con malas intenciones. En otro caso, la enfermedad mental – depresión severa – nos fue explicada como una situación en la cual a la persona le “robaron la cabeza” y fue remediada mediante una misa espiritista en la que intervinieron los muertos y los antepasados para localizar a la persona que había causado el daño. La tuberculosis se explicó como una bacteria, pero esta había penetrado en los pulmones no por exposición física, sino porque el espíritu de la persona estaba debilitado. Para sacar la tuberculosis del cuerpo, la persona tenía que preparar un brebaje con hojas machucadas y leche, todos los días, pero también recibir curación de manos de la curandera que le había brindado el diagnóstico y tratamiento original. Esa curación incluía la oración por el cuerpo de la persona y una vigilancia constante sobre sus preparaciones a base de hierbas. El caso de sífilis de una mujer, se explicó, es tratable con una botella (una combinación de hierbas), pero solo si la persona también reza a Santa Marta para que la ayude a vencer los malos deseos que le envían sus parejas sexuales. Estas son solo algunas de las historias que escuchamos.
Aquí, proporcionamos algunos breves vistazos en el mundo de nuestres mayores, atisbos que entendemos conducen a otras formas de ser y conocer.